One Piece Fanon
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- '''¡Ah, mira tú! ¡Qué miedo!''' - Le contestó mientras cruzaba la reja y se aventaba a los árboles y arbustos del otro lado.
 
- '''¡Ah, mira tú! ¡Qué miedo!''' - Le contestó mientras cruzaba la reja y se aventaba a los árboles y arbustos del otro lado.
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- '''¡Estúpido! ¡¡Te dije que no entraras!!''' - Salió corriendo entre los arbustos y lo escondió entre los árboles jaloneándolo. - '''¡Zaaz!''' - Se escucharon las hojas al esconderse. - '''Espero no nos hayan visto.'''
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- '''¡Ey, oye! ¡¿Quién eres tú?!'''
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- '''¡¡Shhhhh...!!''' - Chistó - '''Cállate...''' - Le murmuró - '''O sino los guardianes del Sha nos pueden escuchar.'''
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== 2. Heredero Desafortunado ==
 
== 2. Heredero Desafortunado ==

Revisión del 12:18 29 nov 2015

Vol. 1
Vol. 2
Vol. 3
Vol. 4
Vol. 5

Capítulos

  1. El Clan Número 25
  2. Heredero Desafortunado
  3. Uno Entre Miles

1. El Clan Número 25

Dado que el humano tuvo conciencia, principió a buscar cada vez soluciones más complejas a problemas tan comunes, que apreciaba tanto la originalidad; es decir, que buscaban el origen, volver a la simplicidad de las primeras soluciones.

Hace cuantioso tiempo, hubo una familia que basada en este principio, fundó un clan, un clan que esperaban que prosperara. Esta familia, era la típica familia, tal vez no lo eran con los típicos vestuarios que usted conoce, las típicas comidas que usted sabe que comen las familias, pero sí lo eran con el común de que en ella había una oveja negra, dicha desdicha de la familia, fue el que en su intento de singularidad, separó a los clanes, dejando a cargo al líder del Clan 25, este siendo reemplazado casa cierto tiempo, a su vez se creó una nueva costumbre, nadie supo de cómo surgió ni siquiera quien le dio nombre. El 'Compromiso Milenario del Vestigio Original' pasó así a ser una de las principales misiones de los sucesores al trono.

Obligados así pues, los mismos tenían la necesidad buscar cómo conseguir esta meta, muchos no lo conseguían y eran aborrecidos, considerados como fracasados eran humillados hasta que la mayoría decidía acabar con su suplicio. A su vez, como contraparte, los que sí lograban esto, eran considerados héroes, eran amados y respetados por todo el clan. Akaryuutou, el sucesor 149 de la generación, fue el primero en considerar la piratería como un medio para conseguir su meta.

La familia no aprobó esto pero no pudieron detenerlo. El antes de partir discutió con su familia sobre el asunto.

- Espera, ¿Por qué tienes que hacerlo de esta forma hijo? Tu sabes lo peligroso que es volverse pirata, además...

- Lo sé madre, pero es lo que creo, sé que me convendrá para lograr traerle honor a la familia - dijo Akaryuutou calmando a su alterada madre.

- Déjalo ir, mujer. - Se introduce firme el padre a la conversación. - Tú sabes que tu hijo es fuerte, valiente y sabe protegerse solo, sólo debe tener en cuenta que el fracaso no es opción, menos con la elección que ha hecho, puesto que esto traera honor o deshonor a la familia dependiendo del resultado de tu misión.

- ¡Claro que lo tengo muy en mente padre!

- Bueno, me da gusto, tienes que lograrlo, nada me complacería más que verte volviendo exitoso de tu travesía, pero mis fuerzas ya no dan para más...

- ¡No hable así padre, usted vivirá muchos años! - Lo interrumpió Akaryuutou angustiado.

- Gracias por tus palabras hijo mío pero es innegable el hecho de que cadaa vez me enfermo y deterioro más, que no sé el día en que pueda...

- Bueno, no hablemos más del asunto, de cualquier forma irás ¿Cierto? - dijo la madre sollozando, con lárgimas entre los ojos y a punto del llanto.

- ¡Sí madre! - Se pone de pie del gran comedor que tenían en el palacio de liderazgo. - ¡Padre, madre... Les juro que les haré sentir orgullosos!

Dicho esto salió de la habitación dirigiéndose al puerto donde le esperaba un pequeño barco como del tamaño de un bote salvavidas pero más resistente que un trasatlántico, pues había estado con la familia de uno de sus mayordomos por bastantes generaciones, lo que lo hacía confiable, lejos de la naturaleza de reliquia que tenía el bote, estaba muy bien cuidado por la familia de Salvador, el mayordomo.

Así, emprendió pues su viaje en busca del tesoro sagrado para su familia, sus únicos compañeros de viaje eran un remo, una caña de pescar vieja que se encontraba a bordo, una mochila con su equipaje que se límitaba a un cepillo de dientes, un cambio de ropa, dinero de sus ahorros que no superaban los 100,000 B y una navaja que le regaló un tío, además de una parvada de gaviotas que volaba por ahí cerca y la voluntad de un aventurero en busca de su destino.

Después de una larga jornada de estar remando, descansando y volviendo a remar, avistó una isla, una isla extraña donde no había puerto, al contrario, había una gran reja por todo el límite de la isla. Dejó el bote sobre las rocas que sobresalían de la playa, él sabía que sería mientras la marea estaba baja porque si no, se quedaría varado, sin poder salir de la isla.

No había nadie, aunque si lo hubiera, sería el menor de sus problemas, puesto que para subir la reja que confinaba aquel lugar tendría que subir por una reja metálica de aproximadamente 65 metros, si caía sólo le esperaba una lenta y dolorosa muerte segura al chocar contra las rocas. En la cima había puntas filosas que hacían que cualquiera que tratara de entrar por lo menos se cortara un miembro, ya sea una mano amiga o un pie suicida, hasta una cabeza entera.

- ¿Será una isla desierta y alguien está guardando algo dentro con tanta seguridad o será una civilización muy miedosa?

- ¡Oye! ¡Oye tú! - Se escuchó un grito cerca de ahí.

- ¿Qué fue eso? ¿Será a mí?

- Sí, es a ti...

- ¡Ah, qué bueno! Espera... ¡¿Quién me descubrió?! - Dijo Akaryuutou anonadado. - ¿Dónde te encuentras? Disculpa pero necesito pasar.

- ¿De qué hablas? Sí nadie te ha dado permiso para pasar.

- Bueno, me puedes decir cuando cruce la reja. - Contestó Akaryuutou ignorando a la voz.

- ¿Qué estás diciendo, so zopenco? - Le recriminó la voz muy enfadada mientras le comenzó a lanzar unas flechas desde los arbustos interiores. - ¡¡No entres!!

- ¡Oye! ¿Por qué no?

- Porque aquí hay mosntruos, cosas espantosas y monos que te roban el dinero de tu almuerzo.

- ¡Ah, mira tú! ¡Qué miedo! - Le contestó mientras cruzaba la reja y se aventaba a los árboles y arbustos del otro lado.

- ¡Estúpido! ¡¡Te dije que no entraras!! - Salió corriendo entre los arbustos y lo escondió entre los árboles jaloneándolo. - ¡Zaaz! - Se escucharon las hojas al esconderse. - Espero no nos hayan visto.

- ¡Ey, oye! ¡¿Quién eres tú?!

- ¡¡Shhhhh...!! - Chistó - Cállate... - Le murmuró - O sino los guardianes del Sha nos pueden escuchar.

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2. Heredero Desafortunado

3. Uno Entre Miles