One Piece Fanon
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Tiempo apacible[]

  • Crónica himonoka Volumen X: Demasiado tarde
    • Cuando todo el batallón de himonokas regresaron a Mohi, el lugar donde algunas cabañas se erigían alrededor de un pequeño matorral donde había tréboles himonoka, la desolación se adueñó de todos los soldados que llegaban en aquel momento. En lugar del poblado encontraron un desastre de escombros de madera y todo el territorio que este abarcaba marchito, con centro en el lugar donde ante se encontraban los tréboles himonoka, ahora desaparecidos.

Después de resultar victorioso en su enfrentamiento contra Salazhar, Jaike se dirigió hacia sus compañeros, que se felicitaron entre sí por salir todos casi ilesos de su enfrentamiento, pero aún así necesitaban un tiempo para descansar y que sus heridas se curasen. Mientras, Nakes se alejaba caminando hacia la selva, con intención de dirigirse hacia la cabaña de su abuelo, cuando Jaike lo detuvo.

—¡Oooi Nakes!¿Te acompañamos a la cabaña de tu abuelo?Podríamos descansar allí hasta que nos recuperemos y luego saldremos al mar de nuevo.

El joven los miró sin voltearse, con su desinterés característico, y después levantó los hombros.

—Está bien, pero yo de vosotros no me lo pensaría dos veces en embarcar, hace buen tiempo y las corrientes de aire son favorables para dejar la isla y continuar hacia el Red Line, que supongo que es lo que queréis...

Los cuatro piratas se quedaron anonadados por la capacidad de raciocinio de Nakes, pero Jaike se le quedó mirando pensativo, viendo algo más en sus palabras. Sin dudarlo más los cinco se dirigieron hacia la cabaña de Iryo para recuperarse tranquilamente. Cuando llegaron al lugar Nakes dejó entrar a todos a la cabaña, haciendo que rimero se quitasen los zapatos fuera, y se arrodilló ante la foto de su abuelo agachando la cabeza.

—Ahora podrás descansar tranquilo, ya puedo valerme por mi mismo y ese desgraciado tardará en volver a levantar la cabeza— los flashes de memoria de su abuelo pasaron rápidamente por su mente, y no tardó en levantarse y dirigir su mirada hacia Jaike— muchas gracias...

—Yoshishishi... no hay de que, dentro de poco tu también me ayudarás a mi en otro asuntillo...— respondió Jaike sonriendo, y además cogió al consumidor zoan por el hombro para intentar animarle— Y ahora... ¿qué te parece si bebemos un poco por tu abuelo? Creo que a él no le hubiese gustado que le hubieses despedido de una forma tan... seca.

Nakes asintió, se levantó hacia una cajonera y sacó de allí cinco platillos para beber sake, del cual había almacenado grandes cantidades en la despensa de la casa. Ninguno de los Relámpago Blanco se negaron a beber sake con ellos, así que en poco tiempo Jaike pudo convertir aquella extraña situación en una celebración por su victoria ante los Piratas Víbora.

—¿Estás seguro de que esto lleva alcohol?— se quejaba Marín, que bebía y bebía pero el sake parecía no producirle ningún efecto de embriaguez

—¡Yooooooshishishishi!

—¡Hip!~LA BOTELLA DE RON, EL DIABLO Y LA~¡Hip!~BEBIDA Y DIABLO SE ENCARGARON DEL~¡Hip!...— balbuceaba Rata, con mofletes y nariz enrojecidas por el efecto del sake y mostrando serios efectos de borrachera, de los cuales Jaike se reía.

Mientras tanto Nakes bebía mirando la fotografía de su abuelo y atendiendo a los piratas, mientras pateaba furioso la cara de un dormido Canonbolt, que no paraba de roncar a no ser que el joven le diese una patada en la cara. Aquello se había convertido en una pequeña fiesta de despedida de la isla, con los cinco vendados de cabeza a pies. Fue en ese momento cuando Jaike llamó la atención de Nakes.

—Oooi, ¿vas a querer ayudarme?

Despidiendo con sake[]

  • Crónica himonoka Volumen XI: Nuevo comienzo
    • Después de ocho años y con una Mohi algo más grande y mejorada, la tribu himonoka se ha recuperado del duro golpe que sufrió al fallar por primera vez en su misión. Actualmente Tager Ohebi ha sido elegido por todo el pueblo como nuevo jefe de la tribu, papel en el que le apoyan su compañera acompañada de sus dos retoños, de tres y un años respectivamente.

Nakes, aún sin saber cual sería la propuesta que el "Relámpago Blanco" le iba a hacer, miró a Jaike desconfiando de sus intenciones.

—Depende— respondió friamente

—Lo que has dicho antes... ¿Puedes saber cuando se va a producir un cambio en el tiempo?— preguntó Jaike, realmente interesado, aunque sin dejar de beber sake dejando a un lado el tazón y cogiendo la propia cantimplora enorme que contenía este elixir, lo que producía cada vez un enrojecimiento mayor en sus mejillas.

—Sí, puedo. Gisan siempre decía que es importante conocer el entorno para poder utilizarlo a tu favor... Mi instinto me enseñó a intuir cambios en el clima cuando comí aquella asquerosa fruta, por eso soy capaz de predecir algunos cambios en el clima.

Jaike agachó un poco la cabeza, cogió de nuevo la cantimplora y bebió de ella a lo bruto hasta acabarla, golpeando el suelo de la cabaña con ella, y después de expirar sonoramente sonrió.

—¡¡Quiero que te unas a los Piratas Relámpago Blanco!!

En ese momento todos se quedaron atónitos ante las palabras del capitán, Canonbolt se despertó de su sueño confundido después de que explotara la burbuja que salía de su nariz e incluso el propio Marín demostró una gran sorpresa en su cara a pesar de su usual inexpresividad. Los tres miembros de la tripulación ya sabían lo que pasaría a continuación, así que no hicieron el menor esfuerzo por apoyar ni mucho menos llevarle la contraria a su capitán.

—Lo hizo...— pensó Marín, a quien le parecía familiar esta situación, y luego manisfestó una pequeña sonrisa mientras seguía inmerso —Habrá que acustumbrarse...

—Si él lo dice, kukukuku...— se dijo Canonbolt, recordando la personalidad de su capitán y el momento en el que empujaban el Shir Khan para salir de Numa, bostezando hondamente.

—L-l-la s-s-serpiente en... ¿¡el barco!?— a Rata le recorrió un escalofrío que hizo que se esfumaran por completo los efectos del alcohol sobre él, sintiendo sudores fríos por todo su cuerpo —¡¡¡Jaike no sabe lo que hace!!!— se dijo a sí mismo mientras se tiraba de los pelos.

—No es tan sencillo...— respondió Nakes, agachando la cabeza y luego mirando el retrato de su abuelo —El pasó toda la vida aquí y...

—¿No hubiese querido que demuestres lo que vales ahí fuera?— preguntó el "Relámpago Blanco", dando en la parte sensible de Nakes, a quien se le escaparon dos lágrimas.


—...Tú todavía tienes que alzar el vuelo...

...

—...No mueras antes de demostrar tu verdadero potencial, baaaka... argh... Y se fuerte... de los mejores... Nakes.


El joven alcanzó la cantimplora de nuevo para beber de ella con brusquedad como en vida lo había hecho su abuelo, para después dejarla caer, sin dejar rastro del momento sentimental que había tenido.

—¿Para que necesitais mi ayuda?

—Necesitamos un navegante en el barco, y no se me ocurre otro mejor que tú. Sin navegante el futuro "Rey de los Piratas" no podrá ir muy lejos, yoshishishi...

—¿Hasta dónde pretendes llegar, Jaike?

Esta pregunta provocó una sonrisa de seguridad en el capitán, que parecía tener muy clara la respuesta a esta pregunta, por lo que no dudó ni un segundo.

—Hasta lo más alto.

Esta respuesta caló en Nakes, que cogió de nuevo los tazones y los rellenó, repartiendo uno a cada uno, y posteriormente levantó el suyo queriendo iniciar un brindis.

—Contad conmigo.

—¡¡OOOOOII!!— gritaron los piratas entusiasmados por su nuevo compañero, aunque con un poco más de moderación en el caso de Rata.

La fiesta de los piratas continuó toda la noche, en la cual Jaike trajo del barco un gran paquete con bolas de arroz para todos, que disfrutaron compartiendo el hobby del capitán y bebiendo sake, riendo y recordando los enfrentamientos del día anterior, siempre recordando que los Piratas Relámpago Blanco ahora tenía un componente más.

Mientras, en la enfermería del cuartel de la Marine situado en el Reino de Amasu, el teniente comandante Yorkshire gritaba a un caracolófono con rasgos femeninos que sujetaba Zoba, ya que él se encontraba con brazos totalmente vendados y pegados al cuerpo a causa de las heridas sufridas, y tumbado en una camilla.

—¡¡LE DIGO QUE ES REALMENTE PELIGROSO Y MERECE RECOMPENSA!!¿NO LO ENTIENDEN?

—Cálmese, teniente comandante Yorkshire. La Marine no ha recibido aún noticias serias sobre el pirata "Relámpago Blanco" Jaike, no vemos necesario una recompensa ahora mismo...

—¡NO ESTÁN DEL TODO ENTRADOS! ¡SU NOMBRE ES JAIKE K. ZANDER! ¿¡LO COMPRENDEN AHORA!? ¡HAY QUE ATACAR EL PROBLEMA DE RAÍZ!

—¡¡!!— la mujer del otro lado de la linea enmudeció por unos segundos —Está bien, cálmese, lo hablaremos con los oficiales superiores. Tan solo mande a una patrulla al lugar del enfrentamiento para que detenga a los derrotados. Descanse tranquilo.

[Got'cha!]

Nuevo amanecer[]

  • Crónica himonoka Volumen XII: Encore
    • La Marine, habiendo investigado y descubierto que el potencial sanador del trébol himonoka era mayor de lo que esperaban gracias a los cazarrecompensas que enviaron hace ocho años, envió un buque comandado por un capitán de esta para asegurarse de la obtención de todos los especímenes posibles de este. Dicho buque ya estaba en las proximidades de Bigreen Yard.

Con la salida del amanecer los primeros rayos disiparon del todo el poco sueño que habían tenido los Relámpago Blanco después de pasar toda la noche de celebración. A primera hora de la mañana Nakes ya tenía metido en paquetes anudados todo lo que se tenía que llevar de la cabaña, que cogió con una mano y se los echó al hombro después de colgar su vara de bambú a la espalda, y posteriormente cogió la urna dorada con el dragón grabado en ella, dejando la foto de Iryo en la mesa principal de la cabaña.

Esta elección extrañó a Rata, que no dudó en mostrar su curiosidad mientras esperaba a su nuevo compañero en la puerta de la cabaña, junto a Jaike, mientras que Marín y estaba apoyado en un árbol fuera y Canonbolt revisaba su gran mochila.

—¿Vas a dejar la foto aquí?

—Ya lo llevo al gisan encima, no me hace falta la foto— respondió mirando a la urna que llevaba en la mano —además en esta casa tiene que quedar algo suyo.

—¿Y no sería más lógico que dejases sus restos aquí y llevases contigo la foto?— preguntó el primer oficial curioso, abriendo su ojo izquierdo mientras seguía descansando apoyado en el árbol.

—No— respondió seguro el nuevo navegante, seguido por una pequeña risa de Jaike, que parecía intuir la razón de aquella decisión —El gisan no estaría orgulloso si no llegase a ser alguien realmente fuerte... juro llevar sus cenizas hasta la última isla que haya en el Grand Line y enterrarlo allí para cumplir esa voluntad... o moriré intentándolo.

—Yoshishishi... Tendrás que llevarnos tú hasta esa isla, yoshishishi— rió el capitán.

Nakes asintió y cerró la puerta corredera de la cabaña, a forma de despedida de sus raíces, y los cinco piratas se pusieron en marcha hacia el barco bañados por los jóvenes rayos de luz de aquella despejada mañana en Soseiji, con cuidado de que ningún miembro de la Marine los viese emprender su huida.

Cuando llegaron al barco, a parte de revisar que todo estaba donde lo dejaron e indicar a Nakes la habitación en la que se tenía que instalar (una de las dos habitaciones en las que había ocho camas, donde ya se habían instalado los demás) fue desplegar la carta náutica de Canonbolt, y enseguida Nakes indicó su posición, antes de que el timonel pudiese hacerlo.

—¿Dónde vamos ahora, Nakes?— preguntó el capitán, impaciente ya por seguir el camino hacia el Grand Line.

—...— el actual navegante miró hacia el cielo, sintiendo una suave brisa en la cara, recordando que sería la ultima brisa que recordaría de su isla natal en mucho tiempo, y luego miró la carta de nuevo —La dirección del aire va hacia el suroeste, así que nuestra próxima parada podría ser en este archipiélago de aquí...— dijo señalando un grupo de manchas en el mar del mapa — para después poner rumbo hacia el Archipiélago Polestar...

—...Donde se encuentra Loguetown.— concluyó la frase el primer oficial, anunciando lo que ya la mayoría de los demás piratas sabían —¿Pero cómo se llama nuestro destino actual?

—Según tengo entendido— dijo Nakes, sin levantar el dedo de la carta náutica y buscando complicidad en Canonbolt —, se trata del Archipiélago Sengoku.

—¡¡OOOII!! ¡Pues en marcha!— gritó el capitán mirando a sus compañeros — Canonbolt, si me haces el favor...— pronunció en tono fino, señalando el camino al timonel para que se dirigiese a los controles del barco, que aceptó gustoso seguido por Nakes.

—Empieza tu viaje con nosotros chaval, kukukuku. Navegar con esta gente es divertido, ya verás.

—Lo estoy deseando— sonrió el hombre-cobra.

—Por cierto, Jaike es un poco cabezón, pero te acostumbrarás...

—¿Jeiku? Me da la sensación de que me hubiese traído a rastras si me hubiese negado a entrar en la banda, pero parece la persona más confiable de este océano.

—Sí, lo hubiese hecho— sorprendió el "Relámpago Blanco" a ambos tripulantes, a los que por poco les da un infarto —Yoshishishi... ¡Rumbo al Archipiélago Sengoku!

...

TO BE CONTINUED
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