One Piece Fanon
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El Arco del Mar Abierto, es el segundo arco de la historia de la tripulación de Mirt Aldin .

Sipnosis[]

Tras haber escapado de su isla natal, Mirt y Oyuky consiguieron adentrarse en un crucero con intención de hacerlo propio, pese a que el plan parecia sencillo no tardaron en encontrarse con Mirko y Eylem dos agentes que habían sido enviados a asesinar a todos los tripulantes del navio. Tras una breve riña ambos bandos deciden unirse para encaminar su ruta hacia la Grand Line. Cosa que pronto se darán cuenta, es más fácil decirlo que lograrlo.

Capitulo 5: Ruta Desconocida[]

Habían pasado cinco días desde aquella disputa, la situación fue tensa los primeros cuatro, tanto Mirt como su tiradora evitaban salir de su cuarto o comer la comida de Mirko como precaución a envenenarse. Tampoco parecía haber interés por parte del rubio en hablar con los nuevos sujetos, la convivencia parecía ser una frágil tregua la cual poda explotar en fuego y sangre con el mínimo chispazo entre ambos bandos. Era evidente que Mirt seguía viendo el suceso como una convivencia forzada, esperando la traición de un segundo al otro, de hecho parecía molestarle el hecho de que se demorasen tanto en romper las condiciones.

Oyuky por su lado acompañó este pensamiento, aunque luego se percató de que estaban navegando sin rumbo aparente, era bastante extraño para ella. Los dos desconocidos podían llevarlos a una prisión o haberles entregado, cinco días significaba demasiado tiempo de ventaja si en verdad planeaban apuñalarles por la espalda. Tampoco habían intentado matarlos al dormir, los seguros de las puertas no significaban nada ante asesinos entrenados, a pesar de que mantenían sus mejores cartas ocultas la muchacha había sentido su potencial y ambos estaban a un nivel similar al de Mirt.

—¡Ya es suficiente!— expresó Oyuky ante la mirada atónita de los tres presentes en el comedor, los únicos tres del barco tras haber arrojado todos los cadáveres hacia unos idas, la chica dejaba ver cierto cansancio en su mirada —Ya pasaron cinco días, seguimos yendo sin rumbo y ustedes no se dignan a hablar o al menos intentar arrancarnos las tripas— las palabras de la tiradora desataron una serie de reacciones variadas entre todos.

Mirt se encogió de hombros, como si aquella situación le diera igual mientras tuviera el barco en su poder. Mirko se llevó la mano a su frente, demostrando su decepción al darse cuenta que no habían entendido que era una tregua permanente. Eylem se limito a sonreír mientras respondía de forma calmada pero provocativa —Si deseáramos matarles, ya estarían nadando con los reyes marinos como todos los que tiramos. Ya les hemos dicho que el plan es ir al Grand Line...—

El énfasis en aquel lugar podía llegar a desesperar, para Oyuky estaban navegando sin ninguna pista verdadera de como llegar, de hecho ella era la única que parecía tener ciertos dotes de navegación pero no había estado en la cabina ni una sola vez. —No me digan que estaban esperando que yo por mi cuenta los lleve hasta ahí— preguntó la castaña con cierto sonrojo, mientras los demás asentían con la cabeza. —Par de inútiles, lo hubieran hablado antes— se quejó por lo bajo, pero la realidad era que ninguno había roto el silencio hasta entonces.

Tras que la tiradora abandonase furiosamente la sala, la tensión volvió a centrarse en los tres presentes. Mirko rompió el silencio tras ver que Mirt parecía dormirse de tanto esperar alguna pregunta, no era de la clase de personas que iniciaran conversaciones. —Oye, entonces ¿Son piratas? — preguntó el pelirrojo tratando de entender las intenciones del rubio. —No. Solo somos personas libres... piratas, asesinos, matones ¿Qué diferencia le ves? Todos buscan masacrar al otro para obtener poder, yo solo quiero vivir en un mundo donde nadie me moleste — espetó con cansancio pero con firmeza, Eylem se limito a sonreír mientras que su socio no parecía entender a lo que el rubio se refería. —¿Qué no eres pirata? Eres un hombre buscado con una recompensa de veinte millones, y me dices que eres alguien inocente que solo quiere vivir en paz... yo no entiendo tu punto.— expresó con cierto enfado el sujeto buscando el papel de la recompensa y estampandolo en la mesa, como tratando de hacer ver la realidad a sus compañeros, pero Mirt solo se limito a arrugar su recompensa y tirarla a la basura con ayuda de su habilidad.

—Tonterías de los marines, el gobierno y los nobles. No dije que yo fuese inocente, de hecho, he matado mas veces de las que puedo recordar. Solo dije que soy libre, libre de tomar lo que quiero, de matar a quien me moleste, de ir donde me plazca. Si me quieres seguir, puedes hacerlo mientras no me molestes, aferrate a tu vida y deja de depender de los que otros te digan, esa es mi ruta.— finalizó Mirt antes de retirarse con la pereza que le caracterizaba, bostezando luego de haber malgastado su tiempo, al cerrar la puerta Mirko y Eylem se miraron con seriedad por unos momentos. —Me parece, que hemos elegido bien...— expresaron al unisono, mientras el oleaje parecía haber aumentado su sonido.


Capitulo 6: Primera Parada[]

Para fortuna de Oyuky un loge pose había quedado intacto en la sala del timón, lo cual fue su unica salvación de evitar seguir vagando sin rumbo. Al parecer ya estaba apuntando a una isla desde el momento en el que lo abordaron, pero tras días vagando a la deriva este había cambiado de dirección y ahora apuntaba a otro lugar que no se correspondía con la ruta establecida del crucero. Se suponía que debían llegar a Longuetown pero en cambio, la isla que se divisó a la distancia era aún parte del North Blue, para la desgracia de la tiradora que había planeado sortear el North Blue y pasar directamente por el East Blue, pero sin dudas era una gran oportunidad de camuflar el navío y prepararlo para la aventura que un simple crucero no podría resistir.

Anclaron a pocas horas del anochecer, Oyuky fue la primera en desembarcar, viéndose rodeada por lo que parecía ser la seguridad del lugar. Pero estos no eran marines, parecían una especie de milicia civil, vestidos con chaquetas verdes y armados con rifles. Pese a esto, su actitud no era hostil, aunque portaban cierta arrogancia en sus formas de mirar la embarcación y a la tiradora, que a sus ojos, solo parecía una niña. Una figura alta se acercó por detrás de los guardias, haciendo que estos le abrieran paso, Oyuky pudo sentir un gran peligro al tener cerca a aquel sujeto. No era miedo por su altura, ni por la fuerza física que a simple vista dejaba ver su cuerpo, era una persona muy lejos de lo habitual para una isla perdida del North Blue.

—Bienvenidos a mi isla, Wankat les da la bienvenida, claro está que deben quedarse unos días para que su log pose emprenda una nueva ruta. Sin embargo hay una pequeña contribución a la sociedad, unos cincuenta berrys por día, pero a cambio podrán usar nuestros servicios sin cargo.— expresó el hombre al saludar a la tiradora, mientras Mirt escuchaba todo desde la cubierta junto a Eylem y Mirko, a todos les pareció un precio excesivo, para una semana que tenían planeada los costes ascendían a mas de cuatrocientos, había que recordar que hasta el momento solo tenían un pequeño botín. —Por cierto cobraremos la deuda cuando estén por partir, disfruten su estadía...— el hombre comenzó a retirarse y fue entonces al darse la vuelta que los ojos de Eylem se dieron cuenta del Jolly Roger, deteniendo a Mirt quien estaba apuntando a su cabeza con su dedo, dispuesto a intentar dispararle una bala gracias a su fruta.

—¿Qué ocurre? ¿Acaso te apiadas de él?— preguntó Mirt fijando su mirada en la arpía —No es eso, pero este hombre pertenece a una de las bandas a las que no debemos hacer enfadar.— Mirko que no lo había divisado se estiró para verlo y casi grita en voz alta, pero se forzó a permanecer en silencio golpeando con sus puños el borde de la cubierta. Oyuky tampoco había reconocido esa bandera pero al notar el descontento en la cubierta, decidió subir para saber lo que estaba ocurriendo.

—Si que son novatos, al no saber que esa bandera significa que estamos muertos si desobedecemos.— Eylem escupió aquellas palabras causando cierto enfado por parte de Oyuky, si no fuese por ella seguirían a la deriva. —Son los Piratas Arcadia, la banda de piratas de uno de los Yonko y en especial su primer oficial es alguien con quien no deseas problemas.—¿Territorio de un Yonko? ¿En pleno North Blue? Las preguntas se acumulaban en la mente de Oyuky, aunque a Mirt no parecía importarle en lo absoluto. —Es claro que ese sujeto no es de sus miembros mas fuertes, puede que solo sea un subordinado, pero si tiene la influencia de controlar todo aquí sugiero que no hagamos demasiados escándalos.— terminó la arpía mientras levantaba la mirada, notando que el rubio había desaparecido. —¿Donde fue el capitán?— preguntó mientras que Oyuky se sorprendía al ver que ella consideraba a Mirt como tal. —Solo dijo que quería caminar...— respondió la castaña, causando una enorme preocupación en Eylem, eso no terminaría bien.

Mientras todo esto ocurría, Mirt se había colado en la mansión del gobernante de la isla, pensaba aclarar a su manera que los precios eran algo exagerados. Fuera el hermano del Yonko mas poderoso o un simple pirata, Mirt tenia planeado no dejarse controlar por otros, sin importar lo que podría pasar. Finalmente lo encontró, sentado en el sillón, rodeado de varias mujeres, el lugar parecía estar construido de forma muy excéntrica para hacer alarde de su estatus. Pilares de oro macizo que sostenían paredes de fina piedra barnizada, alfombras de tela de alta calidad y muebles de quizás el doble de valor que una tripulación entera. Mirt se apresuró a envolver su brazo de mayonesa, mientras se acercaba, pero el hombre apenas parecía sorprendido. Hasta el momento Mirt solo había recibido terror y quizás sorpresa por parte de sus habilidades pero aquel hombre solo lo enfadó más. -¿Un mocoso de mayonesa? Solo los novatos dependen de cosas tan estúpidas como las frutas- el sujeto se levantó lentamente pero en un parpadeo el puño imbuido en haki chocó con fuerza ante el rostro del rubio quien solo alcanzó a mover su brazo cuando ya el golpe lo estaba empujando hacia atrás. 

Colisionó con crudeza ante la pared, mientras un hilo de caliente sangre se desplazaba por su frente y caía cruzando sus labios. Aquel golpe le había dejado sin defensas, incluso su piel recubierta de mayonesa apenas había reducido el efecto de aquel devastador ataque. —Solo un tonto se atrevería de lidiar con los Piratas Arcadia de forma tan temeraria— comentó uno de los hombres que estaba viendo a lo lejos la escena. —Bestia Negra no es alguien a quien le simpaticen los usuarios de esas frutas— expresó su compañero, mientras que el gobernante se crujía los nudillos.

—Vamos, no tengo toda la noche, levántate y terminemos este problema niño mayonesa.—

[Oficial de los Piratas Arcadia, Bestia Negra, Hanwall. Recompensa:Archivo:Berrysymbol.gif95.000.000]


Capitulo 7: Estadia Forzada[]

Mirt tardó un tiempo en reaccionar, no tanto debido al impacto que había sido grave si no por las palabras que aquel hombre había soltado. Una sonrisa se dibujó en su rostro, le llamaba niño, él era sin duda un novato en el mar pero no era ningún tonto. Aquella provocación solo le hizo reaccionar, debía tomarse aquel combate con más seriedad si era que quería lograr más que solo caer humillado ante un extraño. —Ese golpe fue bastante bueno, no esperaba que alguien pudiera llegar a tanto en la primer isla que piso, pero siendo sincero de otra manera seria aburrido.— confesó el rubio estirando sus brazos, causando cierta incertidumbre en su oponente, quien esperaba haber derrumbado aquella confianza en los novatos como siempre pasaba. —Tampoco vienen aquí todos los días tontos a quejarse por un impuesto para la isla que los abastece, parece ser que además de novato no te gusta seguir las reglas.— respondió Hanwall para luego abalanzarse sobre Mirt nuevamente.

El golpe fue directo, en un primer momento pareció que la simple fuerza del golpe hizo estallar la cabeza del rubio, pero luego el hombre se percató que aquello no era sangre y solo se trataba de mayonesa. Aún confundido ya que sabia que aquella fruta no podía ser una logia pudo observar como detrás de la figura que comenzaba a caer, el verdadero oponente se aproximaba. Ambos brazos de este tenían una apariencia mucho mas gruesa, además de poseer pinchos que se extendían hasta los codos del mismo, por si fuera poco ambos brazos estaban imbuidos en haki. —Maho Arm: Double Strike— susurró el rubio antes de colisionar ambos brazos contra el pecho de su oponente, el golpe en forma de cruz impactó sin obstáculos con gran fuerza, causando que Hanwall se viera obligado a retroceder por la fuerza del mismo hasta la puerta que daba al jardín trasero. Los hombres del pirata observaron con admiración el contragolpe del novato, no solo había tardado adrede para crear un clon bastante realista, si no que se había escabullido a un punto ciego y conectado un potente golpe a su oponente.

La hazaña en si pareció vacía para Mirt, debido al hecho que no había podido derribar a aquel hombre, apenas lo había movido unos metros y al chocar contra este había sentido que estrellaba sus brazos en una montaña. De no ser porque aquellos brazos solo eran mayonesa y no su cuerpo real estaba seguro que los tendría entumecidos. En efecto Hanwall no había recibido más daño que una pequeña sorpresa, su apodo de bestia negra no era en vano, todo su torso estaba reforzado con Haki y aquel golpe había sido como un leve empujón para su cuerpo. —Chico, eres bastante bueno, no logran golpearme muy a menudo. Baje mi guardia con ese truco de tu clon, pero desde entonces ya estaba preparado.— comentó el supervisor mientras se sacudía el polvo que aquel golpe había adherido a su chaqueta, nuevamente el combate volvía a iniciar.

El intercambio de golpes que sucedió a continuación seria recordado por el dominio de Hanwall en el cuerpo a cuerpo, cada vez que Mirt trataba de conectar algún golpe Hanwall hacia alarde de alguno de sus agarres para tumbarlo en el suelo. De no ser por la capacidad de Mirt de predecir alguno de sus movimientos hubiera muerto en alguno de los primeros choques. El estado de ambos también reflejaba la desventaja del rubio, mientras que Hanwall estaba intacto, la sangre de Mirt regaba su cabeza en tres diferentes direcciones. Su ropa también mostraba signos de la brutal golpiza que estaba recibiendo y el hecho de haber sido el que se veía obligado a levantarse una y otra vez completaba un panorama desalentador. 

En cierto punto de la brutal contienda, Mirt logró atrapar los pies de su oponente gracias a un pozo de mayonesa, aprovechando nuevamente la ocasión para rotar uno de sus brazos y contorsionarlo al punto de que pareciera un taladro. —¡Maho Drill!— exclamó el rubio mientras su brazo chocaba con el pecho del hombre, causando que por la rotación del mismo y la fuerza del impacto varias chispas brotaran desde el punto de contacto. Los hombres de Hanwall estaban asombrados por tal determinación pero cuando vieron a Hanwall volar tras la colisión y caer frente a ellos en el jardín trasero rapidamente voltearon, temiendo una represalia.

Hanwall se levantó notando que en el punto de impacto su blusa se había roto, Mirt también había notado cierto cambio en la dureza del Haki de su oponente. Ambos sabían que sus opciones para ganar dependían del tiempo, Mirt debía alargar el combate pero ahora Hanwall buscaría matarlo en la menor cantidad de tiempo. —¡Señor arriba!— exclamó uno de los hombres de Hanwall, quien notó una sombra sobre su cabeza, no le dio tiempo a girar del todo cuando una gigantesca masa de mayonesa colisionó de lleno contra el terreno. Se trataba de Mirt quien había logrado reunir suficiente cantidad de mayonesa en su pierna para aumentar tres veces su tamaño y cubrirla con pinchos, antes de saltar y hacerla colisionar contra su oponente. —Creo que la llamaré: Maho Giant Leg...— suspiró agotado el rubio mientras despegaba su pierna y notaba como la gran humadera se disipaba. 

Su oponente no tardó en aparecer, las grietas en el suelo daban testimonio del fuerte golpe, pero solo los dos guardias victimas imprevistas del ataque yacían muertos a sus pies. Hanwall se encontraba con vida, con solo una pequeña herida en su cabeza de la cual brotaba sangre y algunos agujeros en su chaqueta, pero manteniendo su cuerpo ileso. Se trataba de un ataque peligroso sin dudas, pero aquel hombre tenia un dominio inhumano del Haki para los ojos de Mirt. —Hora de acabar con esto— Hanwall se lanzó furioso contra el rubio quien apenas tuvo tiempo de reaccionar al primer golpe que lo envió a los pies de una palmera, pero para su fortuna algo ocurrió.

Una pequeña esfera de metal cayó entre ambos combatientes, antes de que Mirt pudiera reconocer el objetó una explosión junto con una luz cegadora detuvo el combate. Mirt fue jalado en contra de su voluntad, mientras Hanwall se cubría los ojos, al poder ver claramente Mirt se había desvanecido en la noche. —¿Acaso vinieron a su rescate?— se preguntó el hombre frotando su barba, conocía que no podrían escapar de la isla, pero de momento prefería dejar que las cosas avanzaran. A fin de cuentas mientras mas días pasaran, mayor seria su ganancia y aquel buque todavía estaba en manos de los carpinteros de la isla.

Mirt despertó en una cabaña, sintiendo como Oyuky discutía con Eylem sobre el estado del tratamiento. Su cuerpo estaba adolorido tras la intensa batalla, también se sentía agotado mentalmente tras haber tenido que idear tantas estrategias, de hecho apenas podía mover sus labios para avisar que estaba despierto. —Bien capitán, espero que hayas aprendido que no puedes ir solo contra cierta gente.— le reprochó la arpía mientras que Mirko traía la cena al lugar. —Oyuky insistía en no ayudarte, pero al ver que te tardabas tanto cambió de parecer. Para tu fortuna, un minuto más y serias carne para cocinar— bromeó con su habitual humor mientras que la tiradora le golpeaba con su abanico. —Bueno hay problemas, se llevaron el buque para proveerle de los recursos adecuados para el viaje, tampoco tenemos muchas provisiones ni dinero. Si de verdad quieres derrotar a ese tipo y que nos libre de la deuda absurda, deberás trabajar con nosotros— explicó Oyuky con su típico sermón, fue entonces cuando el sueño consumió nuevamente al rubio.


Capitulo 8: El derecho a comandar[]

Habían pasado seis días desde el incidente, las heridas de Mirt estaban mucho mejor debido a que al haber sido golpes su cuerpo pudo repeler cierto daño, sin embargo, le sorprendia el hecho de que algunas partes de su cuerpo seguían adoloridas. El haki de aquel hombre estaba a otro nivel, ni siquiera su maestro había mostrado tal rudeza al castigarlo por no prestar atención, su compañera le insistía en una estrategia. Ser cuatro contra uno podía parecerle injusto, pero su meta era librarse de aquel compromiso, tras deliberar unos días aceptó la propuesta aunque él seguía creyendo que no existía la necesidad de involucrar a más personas en el asunto. A sus ojos él no era ningún líder o capitán, los que le seguían era porque eso habían decidido, pero más allá de eso su deber no era el actuar como un líder pirata. Su viaje era para poder vivir tranquilo y libre, los tesoros, el ser un rey y todo aquello de las recompensas le traía sin cuidado.

Se encontraba sentado en el escalón de la cabaña, sumergido en sus pensamientos, cuando escuchó unos pasos acercarse. Entre las palmeras, al alzar un poco la mirada, pudo notar a una niña observarle, esta comía una paleta sostenida con sus labios y su cabello verde estaba casi totalmente cubierto por una capucha. Esta se acercó sin mostrar temor, incluso cuando el cuerpo de Mirt estaba vendado en su frente y parte de su pecho, algo que pareció sospechoso para el rubio. —Parece que te han dado una paliza...— comentó la niña sin mostrar mucha sorpresa, Mirt se limitó a mirarla y volver a sus pensamientos, aunque al bajar la cabeza sintió un dedo en su nuca, cosa que realmente terminó por despertarlo e hizo que rodeara uno de sus brazos con mayonesa, dispuesto a atacar, pero la niña volvió a hablar. —Seria inútil, si en verdad quisiera ya todos estarían muertos, ese buque era mi prioridad. Ahora que ya no existe no tengo motivos para atacarte más que tu peligro latente. Para tu fortuna me han asignado una tarea con mayor relevancia.— el rubio trató de no aceptar aquello y giró para atacar con su brazo, solo para ver como su oponente evadía con elegancia el ataque con una simple inclinación de su cuerpo, acto seguido los zapatos de tacón de la muchacha se incrustaron en su rostro hecho que lo hizo desplazarse con violencia hasta caer a unos metros de la cabaña. Aquel golpe apenas había tenido Haki y aun así se sentia como uno de los que Hanwall le había proporcionado en su primer encuentro, Mirt se dio cuenta mientras se revolcaba por el dolor, esa niña no era alguien ordinaria y estaba fuera de su comprensión.

Alzó la mirada solo para encontrarse con Oyuky mirándolo con cierto enfado —Te advertí que no te excedieras, aun no estas preparado para usar tus poderes con soltura.— al parecer nadie se había percatado de la presencia de aquella niña que ahora solo era un recuerdo, no estaba en ningún lugar cercano. Si Oyuky quien era la persona con mas percepción que conocía Mirt no la había sentido, entonces las sospechas que apuntaban a que era alguien que podia matarlos sin que ellos se dieran cuenta no era simple palabrería. Las noches posteriores Mirt recordaba el encuentro una y otra vez, aquellas palabras sobre prioridades y sobre su reciente derrota ante Hanwall. Le hacían reflexionar sobre la forma en el que el mundo lo observaba, para el mundo él era su capitán, para el mundo si alguno moría seria su incapacidad de hacerse más fuerte. Se decidió a actuar como tal, al menos a su manera, hasta que las ideas se fueran forjando en su mente. Ahora debían afrontar su primer reto como tripulación, poner en marcha aquel plan en el que todos habían dado su aporte, pensaban acabar con el asunto de esa isla en unos días.

El sitio de entrenamiento de Hanwall era un risco a vistas de la playa, Eylem lo había indicado como el mejor lugar para el ataque, ya que nadie parecía rodearlo en aquel sitio. Oyuky también había coincidido en que ese lugar era perfecto para una emboscada y mientras uno le distraia, ella tendría la libertad de colocar trampas, Mirko se había ofrecido a atacar por sorpresa mientras que Mirt era el foco de atención, aunque todos apuntaban a un ataque rápido, fue en ese momento donde Mirt alzó la voz como capitán y convenció a todos de alargar lo mayor posible el combate. —Lo he sentido, cuanto más debe pelear, menor es su defensa, estoy seguro de que si logramos extender el combate lo suficiente podremos atacarle con eficacia.— intuyó el rubio mientras sus compañeros le miraban y escuchaban con atención —Debemos planear un ataque a traición, por si el primero no surte ningún efecto. Oyuky, deberás confiar en mi como yo decidí apostar por ustedes.— concluyó Mirt mientras que la tiradora asentía sin rechistar. Era la primera vez que veían a Mirt con notable interés, no tenían idea de lo que había ocurrido tras sus días de recuperación, pero era palpable una gran alegría de al fin estar viendo a un capitán y no solo a alguien temerario que se guiaba más por su propia dependencia.


Capitulo 9: El Plan[]

Hanwall se preparaba para iniciar su rutina, habían pasado ya nueve días desde su confrontación con Mirt, al parecer no se volverían a encontrar. Sus hombres los buscaron por toda la isla pero no habían dado señales de vida, quizás se encontraban refugiados bajo tierra o alguien les estaba ayudando a mantenerse ocultos. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por un sonido particular, el goteo que rapidamente se transformó en un proyectil directo a su rostro. Hanwall logró repeler el ataque cruzando sus brazos frente a su rostro, mientras sentía como los proyectiles de mayonesa endurecidos chocaban y se quebraban contra estos. Tardó un tiempo en notar sus pies pegajosos, al bajar su mirada pudo observar como un río de mayonesa lo mantenía prisionero, pero no era solo esto, entre la peculiar salsa varios objetos cuadrados y circulares se encontraban adheridos. Sus ojos mostraron la sorpresa justo antes de que una luz segadora acompañada de múltiples estallidos lo cubrieran por completo, la violencia de la explosión fue delatada por la inmensa cantidad de tierra y humo que cubrieron la zona.

El hombre pudo salir ileso, pero no su ropa, su chaqueta mostraba haber sido consumida por el fuego siendo ahora un trapo agujereado que Hanwall no dudó en arrancar. Su blusa mostraba signos de haber sido tocada por alguna llama, mientras que sus piernas habían sufrido debido a las explosiones, mostrando algunas quemaduras leves, sin embargo, la furia en el rostro de Hanwall al divisar a Mirt hicieron que todo aquello fuese insignificante. —Como pensé, no acostumbras a reforzar tus piernas, pero esperaba haberte volado a pedazos— expresó el rubio con cierta precaución antes de divisar a su rival correr a gran prisa contra él, al momento de embestirlo, Aldin alcanzó a recubrir sus brazos para hacerlos mucho más gruesos y soportar el fuerte impacto. La colisión fue violenta, y pese a aguantar unos cuantos golpes, Hanwall terminó por romper aquella defensa y propiciar un potente golpe al estómago de su rival el cual lo hizo caer de rodillas al suelo, mientras Mirt escupía una gran cantidad de sangre, Hanwall se preparó para aplastar su cabeza con un poderoso puñetazo.

En un segundo Hanwall pudo ver una figura albina interponerse entre su puño y el adolescente —Sibyl— susurró la mujer mientras para sorpresa del hombre detenía en seco su potente ataque para luego golpearle, lo que parecía ser un golpe normal pronto demostró tratarse de todo lo contrario. Hanwall sintió la fuerza de su propio golpe chocar contra su pecho, lo cual le hizo retroceder contra su voluntad, hasta arrodillarse a unos metros de los dos sujetos. —No esperaba menos de ti, Eylem— agradeció Mirt a su compañera mientras lograba ponerse de pie, Hanwall tampoco tardó en retomar el combate, en lo que ahora era un dos contra uno. El combate prosiguió siendo ahora mucho más feroz, ante la llegada de la muchacha, Han había cambiado su estilo para utilizar agarres evitando así el peligroso Sibyl que le había dejado en el suelo minutos atrás. 

Eylem y Mirt demostraban ser duros adversarios, pero sus golpes eran detenidos ya fuera por la armadura del rival o por un poderoso agarre, siendo derribados con mucha facilidad para luego ser golpeados repetidas veces contra el suelo. La albina intentó una patada a la nuca del hombre, la cual fue detenida por este y al tener su pierna atrapada fue impactada violentamente contra el suelo, Mirt pudo detener con uno de sus brazos reforzados con mayonesa el golpe fatal que se dirigía contra su compañera, pero esto le dejó vulnerable ante una poderosa patada que lo hizo colisionar contra una de las palmeras de la zona.  Siguiendo el plan, Mirt y Eylem se adentraron más al bosque de palmeras siendo superados notablemente por Hanwall, quien no demostraba ninguna muestra de estar herido más que el daño del ataque sorpresa de los explosivos, en cambio tanto el rubio como la albina se encontraban jadeando y la sangre les dejaba finos hilos de color carmesí sobre su pálidos rostros. 

Al grito de ¡Ahora! una bomba circular estalló causando un fuerte destello que cegó a Hanwall, quien al abrir los ojos se encontraba solo en el bosque de palmeras. La soledad fue solo una ilusión temporal, al verse luego rodeado de pequeños proyectiles de forma circular, estos no eran bombas de luz, la explosión que le envolvió fue altamente destructiva, sin embargo, pudo resistirla gracias a su potente Haki en el tren superior, aunque su blusa era solo un recuerdo del pasado. Ahora todo su tren superior estaba expuesto, lo que le exigía utilizar mucho más Haki para no terminar herido. Pudo notar finos hilos de metal entre las palmeras, mientras una sombra parecía surfearlos, esta sombra no tardó en dispararle nuevos proyectiles, esta vez de forma rectangular, que al impactar contra este le hicieron retroceder, ya que no solo explotaron si no que le rodearon de fuego y su piel estuvo a punto de volver a quemarse.

Hanwall dedujo la trayectoria de su oponente gracias a que había divisado la ruta que esta seguía al momento de rodearle en círculos. Logrando con un poderoso agarre sostener el cuello de Oyuky cuando esta se disponía volver a disparar, el impacto contra el suelo fue bastante perjudicial para la joven quien apenas tenia conocimiento del haki de armadura, no solo perdió el aire, si no que la sangre que escupió se mezcló con la que brotó de su cabeza tras la violenta maniobra. Oyuky pudo observar borrosamente como la espalda y torso de Hanwall quedaban desprotegidos al concentrar el color negro en sus brazos, sabiendo que llegaba la hora de su último miembro, esta sonrió mientras veía acercarse el puño de su oponente.

La sangre salió disparada pero desde la espalda de Hanwall, quien debido a no recibir heridas a diario soltó por el dolor el cuello de la muchacha, quien no perdió tiempo en volver a ocultarse entre las palmeras. El hombre sintió como otra daga se clavaba en su torso, para luego otra entrase nuevamente por su omóplato, Hanwall pudo divisar a otro joven que estaba por atravesar su pecho con otra daga, al notar el color de la hoja, se esforzó en cubrir el punto con Haki logrando detenerla justo cuando perforaba su piel. Mirko quedó atrapado debido a que no podía retirar la hoja de la herida, momento que fue aprovechado por Hanwall para iniciar una violenta sucesión de golpes contra su rival, los cuales terminaron por sacar a ambos del bosque, dejando al cocinero derribado en el suelo. Ensangrentado, Mirko logró reincorporarse de rodillas, justo a tiempo para evitar otro golpe por parte de su oponente, el cual sin lugar a dudas hubiera terminado por matarlo. 

Nuevamente Hanwall cargaba contra él pero fue rodeado por la mayonesa de Mirt, mientras una recuperada Eylem ponía a salvo a su compañero haciendo uso de sus alas. —Creí que no llegarías dulzura— coqueteó Mirko a su salvadora, quien se limitó a ignorar aquel comentario para responder con seriedad —Siempre alardeas de que por tu herencia Gyojin puedes resistir más golpes que nadie, por lo que decidimos tomarnos nuestro tiempo. Hubieras gritado antes.— bromeó Eylem con su habitual sarcasmo, era evidente que no le dejarían morir, pero Mirko se había comprometido a aguantar la paliza mientras se preparaba la siguiente fase del plan.

Mirt volvía a plantarle cara al supervisor de la isla, quien no solo se veía herido, si no que su paciencia había llegado a un limite poco usual. La sangre de sus heridas bajaba por su torso y espalda, mientras que sus brazos tenían una coloración negra muy marcada, era evidente que Hanwall estaba usando sus ultimas reservas para la tarea ofensiva, Mirt consideraba que todo estaba preparado para la fase final. —Mocoso de mayonesa, voy a pulverizar tus huesos a puñetazos. He trabajado demasiado para que tú y tu banda me quiten todo, solo él puede quitarme mis ambiciones...— expresó Hanwall realmente molesto, pero temeroso de que su derrota llegara a oídos de Vilsnuit, eso seria su perdición. Mirt prestó poca atención a aquellas palabras rodeando sus brazos con su habitual mayonesa, e iniciando un combate cuerpo a cuerpo, Hanwall era ahora vulnerable, pero sus golpes lograban hacer mucho más daño en el cuerpo del rubio, quien se arrepintió de haber forzado un combate a corta distancia tan pronto. Contrario a su agotamiento , Hanwall era un hábil luchador y volvía a mostrarse superior pese a haberse enfrentado a cuatro oponentes.

Un golpe derribó nuevamente al rubio, cuyo rostro ya estaba cubierto en totalidad por la sangre y cuyo cuerpo mostraba los moretones que cada golpe imbuido en haki habia provocado. Mirt se puso de pie a duras penas, retorciendo uno de sus brazos, Hanwall que conocia el ataque se apresuró a cubrirse. —Maho Drill— expresó el rubio pero para sorpresa de su oponente el brazo chocó contra el suelo , abriendo un agujero, Hanwall comenzó a caer en el foso que había sido excavado con anterioridad, revelando que mientras el combate iniciaba la trampa estaba siendo creada y todo movimiento le había llevado a aquel punto. Pero no solo era una caída larga, lentamente comenzaron a aparecer explosivos adheridos con mayonesa, que rodeaban el foso haciéndolo parecer una mina de oro. Hanwall pudo deducir que eso era obra de Mirt y la arpía albina, quienes al retirarse se dedicaron a llenar el foso de explosivos de diferentes formas y tamaños. Oyuky por último presionó un botón y la gigantesca explosión subió por el foso como la lava de un volcán en erupción.

Oyuky abrazó a un dolorido Mirt, creyendo que aquel había sido el golpe final, pero su sorpresa fue mayor al sentir unos pasos a sus espaldas. Un poderoso golpe en la nuca de la chica la envió a volar antes de colisionar violentamente contra el suelo. Hanwall, quien ahora presentaba quemaduras graves por todo su cuerpo, cuyo rostro quemado y lleno de sangre expresaba solo signos de querer vengarse se encontraba de pie ante un Mirt quien no podía mostrar emociones. —Es la primera vez en mucho tiempo que me hacen algo como esto, ¡Vas a sentir el poder de la Fisura!— gritó el hombre tomando el cuello de Mirt entre sus brazos y rotando violentamente, con esperanza de romperlo, sin embargo, aquel Mirt se convirtió en una masa gelatinosa de mayonesa, mientras se adhería al malherido cuerpo de su oponente, revelaba varios cintos de explosivos entre su chaqueta. —Esa mocosa, acaso...— susurró Hanwall antes de que una nueva explosión lo cubriera, Mirt se reveló oculto entre la mayonesa del lugar, y se acercó a Oyuky.

El rubio estaba agotado, su blusa estaba casi destrozada por la violenta pelea, apenas podía moverse tras haber utilizado hasta la última gota en crear a aquel clon realista. Oyuky, Mirko y Eylem tampoco podían hacer mucho en aquel estado, todos habían sufrido a manos del poder de Hanwall, quien ahora yacía inconsciente entre el fuego de la última explosión. —Al fin, ha acabado...— suspiró la tiradora al ver a sus compañeros, ensangrentados, agotados pero vivos. Era la primer victoria de su banda, aunque por poco les costaba la vida.

—Felicidades, me han ahorrado una molestia...— una voz profunda infundió el terror en el rostro de los cuatro novatos, creyeron que Hanwall había vuelto a levantarse pero en su lugar se encontraron con un Den Den Mushi, que portaba una extraña máscara y los observaba con una mirada seria. —Pensaba en enviar a uno de mis hombres a darle una golpiza a Hanwall, pese a su latente poder, me ha decepcionado intentando estafar a su familia. A quien le dio todo...— Mirt observó al caracol mientras limpiaba la sangre de su rostro con un trozo de su chaqueta. —¿Acaso eres quien dejó a ese loco a cargo?— se enfrentó el rubio, antes de que Eylem pusiera una mano en su hombro, con extrema énfasis en ser más respetuoso. —Oh, lo fui. Pero el plan era que ese punto sirviese como centro de reclutamiento, no como un reino. Hanwall ha defraudado y será castigado duramente por esto, ustedes novatos, tendrán que venir al Nuevo Mundo. Nadie más que yo tiene la autoridad para tratar con mis propios hombres, aunque me han hecho un favor, por mi propio código, están en mi lista negra.— finalizó el caracol mientras varios hombres de Hanwall llegaban al lugar solo para retirar el cuerpo de su superior, por ordenes de alguien más poderoso que ellos. 

—El barco está terminado, el señor Vilsnuit les ha permitido librarse de los impuestos debido a todo lo que Hanwall le ha robado.— expresó uno de los soldados que Hanwall dirigía antes de marcharse del lugar. Mirt seguía sin entender demasiado del asunto, pero al menos habían logrado el objetivo de librarse de aquella deuda absurda, Eylem solo mostró preocupación tras haber entrado en la lista negra de alguien tan peligroso. Desde la copa de una de las palmeras del lugar, una niña de cabellos verdes observaba la situación. —Ya lo has escuchado, ese novato será una amenaza, más si logra desarrollar su poder. Debería matarlo ahora, que solo es un debilucho.— expresaba al comunicador de su muñeca, quien solo le respondió con proseguir la verdadera tarea. —Siguen siendo unos necios, Vilsnuit comenzó como una escoria, que de haber sido eliminada en su momento apenas hubiera hecho lo que hizo. Mirt es aún más peligroso, porque tiene fieles tripulantes, pero si el deseo del gobierno mundial es que no cause más alborotos poco puedo hacer para evitar su caída... Aldin, estoy segura de que volveremos a vernos...— espetó en solitario antes de desaparecer del lugar usando su afinada velocidad.


Capitulo 10: Nuevos Desafios[]

Tras la sufrida victoria, la banda se reunió en el puerto para observar con asombro su nuevo barco, una calavera en el frente del barco adornaba lo que ahora parecía un verdadero barco pirata. Se le habían incluido cañones en la parte trasera, mientras que el espacio dedicado a tareas recreativas se había re acondicionado. En su interior no solo poseía el enorme comedor que habían usado como base operativa tras robar el barco, si no que varias de las lujosas habitaciones se transformaron en salas de entrenamiento, invernaderos artificiales e incluso salas de tortura o de tratamiento medico.

Observaron como las provisiones se habían re abastecido y también la sala del timón había sido reforzada y colocada en una posición más segura ante posibles ataques. Ahora el barco contaba con muchas más velas y su viaje se vería facilitado, ya no tendrían que pasar tantos días en el mar abierto al menos mientras siguieran explorando los blues. —Y pensar que todo esto fue un "regalo".— comentó Oyuky aun pensando en las palabras de Vilsnuit, era probable que todos esos lujos fueran solo una forma de llevarlos más rápido ante sus garras, cosa que Eylem parecía compartir. Mirko en cambio no podía ocultar su emoción ante tales mejoras, visitando como un niño cada habitación, esperando descubrir algo mejor en cada puerta. Mirt se mostraba tranquilo, dispuesto a enfrentar lo que pudiera venir de ahora en adelante, lejos de mostrarse preocupado demostraba estar centrado en utilizar cada recurso para volverse más fuerte. —Creo que él no disfruta aplastando moscas, por eso quiere que seamos al menos unas cucarachas resistentes. Cuando llegue el momento, estoy seguro que no podremos retirarnos.— expresó el rubio mientras llamaba a la banda al comedor.

Todos estaban exhaustos, vendados tras los cuidados de Eylem y con ciertos rastros de la sangre seca que el combate les había dejado. —Muy bien, si de ahora en adelante van a seguirme debemos ser una banda con todas las de la ley. He decidido que seremos los Piratas Mahón y para sellar esto beberemos del mismo cuenco.— declaró el rubio quien no se apegaba a leyes o inauguraciones tradicionales, para él aquello fue un simple tramite y para la banda una forma de reforzar su compromiso. El barco partió poco después, dejando isla Wankat detrás, a la mañana Mirko llegó al comedor con las nuevas recompensas y el periódico. Por extraño que pareciera había una quinta recompensa, empezaron a ojear sus recompensas, mientras que Eylem y Mirt no parecieron tener reacción ante sus elevadas recompensas, Oyuky festejó su nueva recompensa que reflejaba mejor su calidad y Mirko se mostró algo decaído al ver que ahora poseía la menor recompensa de la banda. Aunque todos se sorprendieron e incluso mostraron cierta incertidumbre al ver la quinta recompensa que adjuntaba esa edición. —Esa cifra...— suspiró Oyuky todavía impactada.

[Primer Oficial de los Piratas Arcadia, "Pereza Maldita", Vilsnuit. Recompensa: Belly1.850.000.000]

Hanwall leía su periódico a duras penas tras haber despertado, no solo hablaba del incidente en la isla. De como unos novatos le habían derrotado, si no de un evento en nuevo mundo, algo que aumentó su terror hacia su superior. —Esto, es...— expresó con temor mientras sus hombres le señalaban que aquello era real, festejando la hazaña de Vilsnuit y brindando por los Piratas Arcadia.

El periódico informaba: "La Marine ha colapsado: Tras una intensa confrontación en una isla del nuevo mundo, el Almirante Akahebi ha sido brutalmente mutilado y exhibido en un grotesco desfile por las calles. Donde la gente entre temor y admiración se volcaron ante el artífice de estos al grito de [Muerte a la Marine] y [Muerte a los Nobles]. Se sabe que tras cuatro días de intensa batalla, el almirante que había sido enviado para acabar con Vilsnuit, mano derecha de uno de los Yonkos con mas influencia, terminó cediendo ante el poder de la bestia. Hasta ahora tenia una recompensa mucho menor a su peligro, tras conocerse varios de sus crímenes ocultos tras la sorprendente muerte de uno de los mayores recursos de la marine, se ha fijado una nueva recompensa. Pero, ¿Alguien será capaz de frenar a esta bestia que ya cuenta con millones de seguidores y admiradores sanguinarios dispuestos a imitar sus acciones?".

—Hanwall, tu traición merece la muerte y lo sabes... sin embargo, la gran cantidad de dinero que nos has brindado a la fuerza, significan una gran fuente de recursos...— expresó el den den mushi al que el hombre no se atrevía a mirar, temeroso de las acciones que podían ocurrirle tras haber no solo robado si no que fallado a su deber y convertido en algo que su capitán como él le llamaba detestaba. —Recibirás una visita en unos días, que te acomodará un poco ese cerebro que tienes. Mientras tanto, procura no volver a fallarnos— la transmisión se cortó, dejando un aire de desolación, Hanwall no sabia si sentirse agradecido o temer por aquella visita prometida. Vilsnuit no iba a molestarse para aplastarlo, enviaría a alguien que realmente gozara de los castigos, un rostro se cruzó por su cabeza, seria mejor que disfrutase de la espera lo mejor posible.

En una isla desconocida del nuevo mundo, los cadáveres de los marines se mostraban empalados en diversas posiciones, algunos todavía eran profanados por los hombres del lugar comiendo su carne o simplemente desfigurando sus rostros con sus propios sables. Uno de los cuerpos se encontraba ya en un estado mas similar a la carne, siendo su chaqueta de almirante lo unico que lo hacia reconocible. Una figura alta comenzó a recorrer el lugar, supervisando la grotesca exhibición como si fuese su museo privado, tras llegar al final, se sentó sobre una roca. Mientras contemplaba el traicionero mar, uno de sus hombres se acercó a preguntar sobre el siguiente paso, las ordenes para encargarse de Hanwall habían sido entregadas, a su vez el barco estaba en condiciones de zarpar. Vilsnuit apenas mostraba alguna marca de la batalla, más que algunos raspones y cortes en sus ropas. Sostenía su recompensa, la cual rompió ante los ojos de su subordinado. —Es momento de terminar lo que iniciamos hace diez años, reúne a todos, si quieres dile a Seicer que puede venir si gusta. Vamos a borrar Marineford de la faz de la tierra, es momento de que una nueva era inicie.— expresó con frialdad mientras se levantaba, mostrando con solo su altura una determinación inquebrantable. —Los marines se han convertido en una molestia en estos años, solo retrasan la caída inevitable de este gobierno asqueroso. Yo seré el que le de el empujón final al hundir esa isla de una vez y para siempre.—

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