One Piece Fanon
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— Espera a ver si comprendí. — ''Simón parecía mucho más confundido que al inicio.'' — ¿Eso significa que ahora todos son ladrones y que no hay nadie que los detenga? — ''Simón parecía enojado, cada una de las palabras que salían de su boca parecían mostrar desprecio hacia cada ciudadano de la isla.'' — ¿Por qué nadie hace nada?
 
— Espera a ver si comprendí. — ''Simón parecía mucho más confundido que al inicio.'' — ¿Eso significa que ahora todos son ladrones y que no hay nadie que los detenga? — ''Simón parecía enojado, cada una de las palabras que salían de su boca parecían mostrar desprecio hacia cada ciudadano de la isla.'' — ¿Por qué nadie hace nada?
   
— Por el simple motivo de que nuestro querido Reginald tiene una recompensa de {{B}}20.000.00.
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— Por el simple motivo de que nuestro querido Reginald tiene una recompensa de {{B}}20.000.000.
   
 
''20 millones... ¡En una isla tan pequeña como esta! Lo que más me sorprendía, era saber que ni el Gobierno Mundial ni la Marine hacían nada con respecto a ello.''
 
''20 millones... ¡En una isla tan pequeña como esta! Lo que más me sorprendía, era saber que ni el Gobierno Mundial ni la Marine hacían nada con respecto a ello.''

Revisión del 19:53 6 dic 2017

Arco de la Isla Criminal

Arco de la Isla Criminal
ArcoDeLaIslaCriminal
Información
Número de capítulos N/A
Anterior Arco de Dragonstone
Posterior N/A
Creador BlackQuimera08

El Arco de la Isla Criminal es el segundo arco de la historia de los Piratas New Beat.

Capítulo 4: Entonces llegamos a Isla Re

A la edad de 5 años, fui de paseo con mis padres. Estabamos tranquilos viendo las olas del mar, cuando sentí que me hacía falta algo, me di la vuelta para hablar con mi madre y ella no estaba ahí. Comencé a gritar, hasta que ella me encontró y me abrazó, no sé cuanto tiempo estuve solo, o si en realidad me perdí, pero el pánico que experimente en ese momento fue inexplicable.

Más o menos así me sentía en este momento. Simón y yo nos encontrábamos solos en el barco, no entendíamos como llegamos a ese punto, a parte del gato gigante de 6 colas no recordábamos nada. Simón había apretado el botón de máxima propulsión, pero eso no explicaba porque estábamos enfrente de una isla cuyas características no coincidían con ninguna de la islas vecinas de Dragonstone.

— Deberíamos acercarnos más a la costa, tal vez en esa isla podamos definir en donde demonios estamos. — La sugerencia de Simón era lo mejor que podíamos hacer. Simón colocó sus manos sobre el timón e hizo que el barco girara, presiónó el botón de propulsión normal para que el barco se moviera con libertad hasta la extraña isla cónica que teníamos en frente.

No pude evitar pensar en el lúgubre ambiente que la isla mostraba. Desde que llegamos a la costa tuve un mal presentimiento sobre la isla, pero debíamos continuar hasta llegar al pueblo más cercano.

— "Usted está entrando a Isla Re, por favor cuide sus pertenencias, la alcadía no se hace cargo de objetos perdidos o robados" — Desconcertado, Simón leyó el cartel que estaba en la entrada del pueblo. — ¿Qué clase de Isla no se hace cargo de los delitos que se cometen en la misma?

Al instante, sentimos como algo se movía con gran velocidad. Tomó uno de los abanicos de Simón y continuó corriendo. Simón y yo le perseguimos, la figura dirigió su mirada hacia atrás y al instante, un gran rayo fue disparado desde la punta de su dedo hacia nosotros. Mi tiempo de reacción fue bastante rápido. Utilizando el poder de mi fruta logré colocarme frente al bandido que se estaba llevando el abanico de Simón, justo cuando tomé el abanico, y me dirigí a golpearle, observé su cara.

— Eres una mujer.

La chica me golpeó fuertemente en la cara, al instante, hizo a tomar el abanico nuevamente, pero fue detenida por Simón, quien de no haber sido porque la chica lanzó otro rayo desde su boca, habría sido noqueada en ese mismo punto por el golpe del abanico de Simón.

Escapó rápidamente, sin que pudiéramos percatarnos, la chica ya no estaba allí, los abanicos de Simón estaban intactos. Al seguir nuestra ruta hacia el pueblo, observamos una casa bastante demacrada, y la cual tenía un rótulo en el que se leía "Alcaldía de Isla Re".

Capítulo 5: Entonces nos explicaron

Nos adentramos en el edificio de la alcaldía. Parecía estar desolado desde hace varios años, mostrando sobre todo un aura bastante tétrica, bastante similar a la cual mostraba el resto de la isla. Oímos como alguien daba lentos pasos por las escaleras, los pasos eran tan inestables que hacían parecer que las escaleras eran infinitas. Al detenerse, oímos una voz temblorosa que nos decía «S-s-sal-g-gan de a-a-ahí.»"

— ¿Qué salgamos de donde? — Comentó Simón en voz alta y bastante fastidiado. Un anciano de baja estatura se presentó frente a nosotros, sus ropas desgastadas y su aspecto sucio nos causó sorpresa. Resultaba curioso como por su gran temor no lograba mantenerse en pie, sobre todo por lo mucho que sus piernas temblaban.

— ¿Quienes son ustedes? — Preguntó con un tono de voz que combinaba confusión con enojo. — ¿Ladrones?

— No. — Negué fuertemente. Aunque la verdad no sabía si me encontraba molesto porque nos llamara ladrones. — Somos piratas... o al menos eso creo... — Contesté sin bien saber que eramos ahora que huimos de Dragonstone. — El asunto es que nos trataron de robar justo cuando entramos en la isla, pero no fuimos capaces de---

— Detente ahí mismo. — Dijo el anciano haciendo un gesto con su mano y manteniendo rígido su dedo índice de la mano derecha. — ¿Trataron de robarte y no lo lograron?

— Exacto.

— ¿Y recuerdas la cara del ladrón? — Por la expresión de su cara no parecía sorprendido. Comenzó a avanzar hacia el empolvado escritorio que se encontraba en el salón, sin embargo, al ver lo sucio y lo lleno de baratijas que se encontraba, decidió no sentarse en él.

— Lo único que recuerdo es su cabello naranja, y bueno... supongo que su capacidad de disparar rayos de su cuerpo. — La verdad cuando lo dije pude suponer al instante que era una consumidora de fruta del diablo, pero su habilidad era bastante curiosa.

— Uno de los Big Mouse. — Para este momento, poco comprendía exactamente que significaban las palabras del anciano, y muchos menos comprendía que sucedía exactamente en esta isla. — Oh, perdonen mi falta de educación. — Se puso en pie y limpió su mano con su camisón. — Mi nombre es Reno, soy... fui, el alcalde de Isla Re durante... — Su tono de voz se fue apagando, sorprendiéndonos a mí a Simón. — 30 años... hasta que ese maldito Reginald atacó. — Pasó de sonar bastante apagado a mostrarse fúrico. — El Gremio de los Ladrones, es una organización criminal que tomó control de la Isla hace ya 10 años...

— ¿Y exactamente por qué no han hecho nada? — La cara de Simón mostraba incredulidad, y por lo que yo podía definir, no podía creer lo estúpido que sonaba lo que acababa de decir el alcalde.

— Reginald, su líder, no es solo un ladrón... también es un asesino. — Nos miró fijamente por encima de sus lentes. — El fundador del Gremio fue un hombre que en su juventud robó, su reputación empeoró aunque después del primer robo no volvió a tocar algo que no fuera de él... fundó el gremio con la finalidad de que los ladrones que querían cambiar su vida se reinvidicaran. — Se retiró sus lentes y los limpió con una mantilla. — Cuando Reginald apareció, asesinó a su fundador, tomó el liderato del Gremio, y desvió la finalidad del mismo.

— Espera a ver si comprendí. — Simón parecía mucho más confundido que al inicio. — ¿Eso significa que ahora todos son ladrones y que no hay nadie que los detenga? — Simón parecía enojado, cada una de las palabras que salían de su boca parecían mostrar desprecio hacia cada ciudadano de la isla. — ¿Por qué nadie hace nada?

— Por el simple motivo de que nuestro querido Reginald tiene una recompensa de Belly20.000.000.

20 millones... ¡En una isla tan pequeña como esta! Lo que más me sorprendía, era saber que ni el Gobierno Mundial ni la Marine hacían nada con respecto a ello.

— Reginald ya es un hombre de avanzada edad, por lo que recurre constantemente a su segundo al mando, Renzo "El General Rata". — Observó una taza de té que se encontraba bastante sucia, miró su interior y decidió colocarla donde estaba nuevamente. — Y a su vez, este hombre recurre a los cuatro... perdonen, tres, Big Mouse... — Tras decir estas palabras, Reno comenzó a reírse fuertemente, su risa nos confundió bastante a Simón y a mí, que no lograbamos comprender exactamente porque se reía tanto. — Rehehe... perdonen... lo siento... hace unos meses un hombre apareció por aquí, venía en este barco pirata gigante, más grande que nuestra isla. — Volvió a reírse fuertemente. — Muchos creerán que Renzo y Reginald eran los más fuertes de la organización, ¡pero no! ¡Conrad! ¡Ese hombre era fuerte! — Secó sus lágrimas causadas por tanto reírse con el mismo pañuelo con el cual había limpiado los anteojos. — Y ese pirata se lo llevo... Conrad era extranjero aquí en Isla Re, es fácil de definir puesto que su nombre no empezaba con el prefijo "Re-", todos los nativos tenemos un nombre que empieza así, es nuestra marca.

— Espera. — Le detuve ahí mismo para aclarar exactamente lo que acababa de oír. — ¿Que no dijiste que la joven que hizo el intento de robarnos era un Big Mouse? — Pregunté al recordar el inicio de la conversación, ya que noté su similitud con lo que nos acababa de decir.

Renny, "La Dama de los Rayos". No es considerada tan buena ladrona, más que ladrona es más una destructora. — Al decir estas palabras dirigió su mirada hacia mí. Sus ojos habían cambiado, de repente me sentía amenazado por el anciano que tenía frente a mí. — Te advierto, antes que hagas algo estúpido. — Hizo énfasis en esa última palabra. — Entrometerse con Renny, es hacerlo con el mismísimo Rey Rata, a menos que quieran llamar la atención de Reginald y de su ejército de ratas, los invito a enfrentarse con ella.

Capítulo 6: Entonces cometimos un fatal error

Una vez salimos del antiguo edificio de la alcadía, comprendimos porque toda la isla se mostraba tan tétrica: todos vivían en un constante pánico, y se aferraban a lo material ya que robar no era un delito en la isla.

— Por Dios... vaya que eso fue algo sumamente extraño. — Me comentó Simón mientras avanzábamos hacia la playa, lugar donde habíamos dejado el barco.

— Me parece inconcebible que todo un pueblo se haya rendido hacia un pequeño grupo de ladrones. — Sentía rabia, no entendía como es que se dejaban manipular tan fácilmente y como es que no habían pedido ayuda nunca a la Marine.

Continúamos hacia el mar. El atardecer ya comenzaba a caer, la verdad nunca había visto uno tan cerca del océano. Siempre los observaba desde mi recámara, no era lo mismo, este en especial era espectacular.

Las palabras de Reno resonaron en mi mente durante todo el camino. ¿Cuales podían ser las consecuencias de hacerle algo a esta tal Dama de los Rayos?

Cuando llegamos al barco teníamos una visita inesperada. Una figura de alta estatura, y con su torso completamente desnudo, se encontraba sentado en una silla en el centro de nuestro barco. En sus bolsillos llevaba dos pistolas. Al observar nuestra llegada, se levantó de la silla.

— Supongo que se estarán preguntando quien soy. — Su lenguaje corporal no se mostraba a la ofensiva, parecía más amigable de lo que asimilaba ser, lo que nos hizo bajar nuestra guardia. — Mi nombre es Renzo, y soy la mano derecha de Reginald. — Comenzó a realizar un pequeño recorrido en el barco. — Fui enviado por el maestro, se me informó que ustedes casi le hicieron daño a Renny, nuestra querida protegida. — Su tono de voz se volvió oscuro, y su lenguaje corporal cambió, todo su cuerpo se mostraba tenso, y fúrico. — Esta es su primera y última advertencia, mis jóvenes intrusos. Si ponen un solo dedo encima de nuestra querida Renny, se las verán conmigo.

Se movió tan rápido que fuimos incapaces de observar como se posicionaba detrás de nosotros. Al instante bajó del barco, y su figura desapareció al instante.

•••

A la mañana siguiente, Simón y yo estábamos preparados para irnos. No estábamos exactamente preparados para retirarnos, y siendo sincero, ninguno de los dos sabía algo de cartografía o de como navegar un barco. Habíamos escapado de Dragonstone por sorpresa, y la verdad desconocíamos hasta el momento como habíamos llegado al East Blue.

— Pues, tal vez el anciano sepa de alguien que sepa de cartografía y nos pueda enseñar algo rápidamente. — La verdad era una buena idea, en el peor de los casos, no había nadie y tendríamos que valernos por nosotros mismos.

— Lamentablemente el único cartógrafo de la isla falleció hace 2 años. — Las palabras del longevo Reno fueron bastante desalentadoras.

— Pues... supongo que tendremos que valernos por nosotros mismos. — Estaba decepcionado, nada más necesitábamos saber algo de navegación, eso era todo.

Al salir de la alcaldía, justo al lado de la alcaldía, vimos a la joven ladrona bastante herida. No entendíamos que había sucedido, ni mucho menos entendíamos porque estaba justo al lado de la alcaldía.

— Podría ser una trampa. — Me dijo Simón, pero no le escuché, preferí escuchar mi intuición. La cargamos hasta nuestro barco, donde con mi poco conocimiento médico logré curar algunas de sus heridas.

Durmió prácticamente todo el día. Durante la noche se mantuvo estable, y sus heridas continuaron sanándose sin problema. Me encontré todo el tiempo a su lado, observando que sus signos vitales se mantuvieran bien. A mitad de la noche se despertó con pánico, no entendía donde estaba ni que estaba sucediendo. Cuando observó mi cara, se alteró más.

— ¿¡Por qué me salvaste!? — Gritaba enloquecida, y yo no terminaba de comprender porque se comportaba así, le acababa de salvar la vida y no se mostraba exactamente agradecida por mis acciones. — Lo que menos quería era que vinieran hacia ustedes, pero ahora... ahora... los acabarán...

Renny comenzó a llorar. Sus palabras eran muy fuertes, pero yo en mi inocencia no comprendí el peso que sus palabras iban a tener en el futuro.

Capítulo 7: Entonces la advertencia cobró vida